
Me apetece escribir, sentirme libre, salir volando de aquí. Dejar la clase de matemáticas a doscientos metros, como si tuviera una orden de alejamiento; saltar, chillar, sentir el viento arrullarme en el pico de un acantilado, ver el cielo gris amenazante sobre mí; el sonido del agua, de las olas, acariciando mi tímpano y formando un bonito sonido de libertad. Dejar la luz de los fluorescentes sobre la cabeza de mis compañeros, el suelo manchado con puntas de lápices y papeles bajo sus pies y la voz de la profesora retumbando en sus oídos. ¿Cómo conseguirlo? ¿Cómo dejar las ecuaciones atrás teniéndolas en frente? Solo escribiendo, describiendo el lugar en el que quiero estar,describiendo hasta esa gota de agua que acaba de caerme en la nariz al chocar una ola contra las
rocas. Deslizo un pie un poco al lado por el caminito de chinos blancos mientra mi mochila cargada de libros se tambalea tras de mí; adelanto un poco la cabeza para mirar la altura que me separa del agua azul oscuro, incluso gris. Apoyo mal el pie y casi resbalo, muevo el otro pie, bajo a la siguiente roca marrón que me invita a apoyarme, me siento en la siguiente y aseguro los pies en unas parecidas. Si resbalo, o me muevo, caigo al agua.

Cae una gota en mi mano, otra en mi frente... la regularidad de éstas se hace cada minuto mayor. A los dos o tres estoy completamente mojada, me levanto con cuidado de no caer. Abro los brazos, aseguro los pies en sus sitio y dejo que el viento me levante la camiseta, la mueva y la seque, revuelve mi pelo; cierro los ojos para dejar de sentir el viento contorsionarse sobre mi. Me viene el olor a salitre y gotas de agua por doquier. Respiro y noto la sal en mi nariz... El viento va decayendo en su fuerza y poco a poco va dejándome quieta. Entonces la sensación de libertad, de tener la presión en el estómago absuelta desaparece.
Todo vuelve, vuelvo a escuchar el valor de x con esa voz indiferente de Rosa, el murmullo general de la clase aturrulla mis oídos y la silla se nota más que nunca, la falsa luz de los fluorescentes me ciega momentáneamente. Vuelvo a estar atrapada entre cuatro paredes.
Marta, me has impresionado. Me animó saber que a otro miembro de la familia le apasionaba escribir, pero me ha alegrado más comprobar lo bien que lo haces. He entrado un momento del poco tiempo que tengo y solo he podido leer esta entrada, que es bastante buena, pero querré leerlas todas.
ResponderEliminarTe expresas muy bien prima, es muy fácil adentrarse y vivir tus pensamientos.
Sigue así <3
Me alegro de que te guste, a mi tambien me gusta mucho como escribes.. al fin y al cabo somos familia algo teníamos que tener en común jaja
ResponderEliminarEspero que te gusten las demás, que son mas recientes, pues esta la encontré arrugada el otro día, tiene mas de un año. ^^