jueves, 1 de diciembre de 2011

Alzheimer



Sólo una palabra y un gesto hacen el milagro posible: le llamo "abuelo" y le sonrío tal y co
mo he hecho todos los días desde que tengo conciencia.
En ese momento todo cambia, hasta el ambiente a su alrededor se vuelve mas cálido. Sus ojos dejan de mirar el vacío y guiados por mi voz me miran y el brillo de reconocimiento aparece en ellos, deja de murmurar sonidos incomprensibles a cualquier cosa y sonríe, a veces dice algo coherente esta vez repitió la palabra "guapa" incontables veces hasta que tornó en murmullo y su cabeza giró y los ojos volvieron a mirar el infinito desapareciendo de ellos la luz que me gustaba tanto de niña.

Sus manos, afectadas de artritis reumática, siempre con la misma postura, sueltan la mía lentamente, deja de apretarla para pasar a ser inconsciente de que mis dedos aún se encuentran entre los suyos.
El tiempo vuelve a correr rápido y dañino para él y ni se da cuenta. El color del ambiente se vuelve otra vez gris, casi negro, sin dejarle ver nada, se vuelve a recostar en el asiento como si esto sólo hubiese sido un trance, un destello de luz.

Mi abuelo... nunca ha vivido bien del todo, toda la vida sinviviendo, luchando para sobrevivir en una sociedad que sólo ama el dinero que él no tiene y ahora esto, su mente le hace olvidarlo todo, hasta el nombre que su madre le puso, sis reuniones secretas en sindicatos ilegales, a todas sus hijas, a sus nietos... a doce de ellos pues solo me recuerda a mí. No se por qué pero me alegro de que por lo menos reconozca a una. Siempre fuí su nieta favorita y no lo escondía pero ahora para él solo soy alguien que a él le suena que soy importante y que me quiere, no se acuerda ni de mi nombre, pero a veces me dice "mi niña" como antaño, como si su mente se liberase durante una fraccion de segundo, lo justo para recordarle sus sentimientos.


Odio esta enfermedad, la considero de las peores... cualquiera antes que esta. Él no esta tan mal porque no se acuerda de lo que es estar bien, pero odio que no recuerde sus pájaros, las cañas de pescar que nos regalaba y que simbolizaba que ya te consideraba mayor,que no recuerde el nacimiento de sus hija, ni como yo, de pequeña sólo comía si era él el que me daba de comer y se iba a las cinco de la mañana a pescar para mí, eso que el tanto me contaba siempre.

Recuerdo cuando me "enseñó" a jugar al ajedrez, la enfermedad ya estaba empezando y él no recordaba bien las reglas, por lo que no le recomiendo a nadie que juegue conmigo al ajedrez; para mí el caballo mueve ocho sitios. O cuando le dije que a mi no me gustaban los toros y después de escuchar mi razonamiento dejó de verlos y propagaba mis argumentos al lado de un "Qué lista es mi nieta, por algo es mi favorita".

Tranquilo abuelo, yo guardare todos nuestros recuerdos, unos mi preconsciente y otros mi inconsciente, aunque espero que el tuyo tambien guarde alguno, aunque no puedas acceder a ellos. Nuestros paseos de la mano mientras tu me contabas cosas de tu pasado, la guerra civil, como aprendiste a leer de ahí nacieron muchas cosas, como la ideología de la que sin tú saberlo plantaste la semilla, y aunque sé que a pesar de que te lo cuento siempre que voy a verte no me escuchas creo que tengo que hacerlo, tu ya cuidaste de mi y yo no voy a dejar de hacerlo, necesitaba que lo supieras...
Te quiero.

2 comentarios:

  1. Cariño... sinceramente esta entrada está llena de melancolía, de recuerdos preciosos, de cómo él te miraba con ternura diciendo lo que eres para él... Precioso...

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  2. Casi me haces llorar... es una entrada muy bonita, pero triste.

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