sábado, 5 de noviembre de 2011

Ellos.




Giré la cara y le sonreí. Él me devolvió la sonrisa mientras sofocado llevaba la moto a su lado por acompañarme andando. Miré hacia atrás y mis ojos descubrieron la calle vacía; una curva que ocultaba mi casa y con ella la mirada de mi madre "Ya no nos vé" dije. Sus labios formaron esa sonrisa de complicidad que tan bien conozco y al momento se paro en seco, los dos nos montamos en la azul mientras el la hacia sonar; sin casco, sin que pudieramos hacerlo ¿Y qué? Estábamos juntos y eso era lo que importaba aunque solo fuera por media hora.

La cuesta volaba bajo las ruedas mientras bajo nuestros pies temblaba la moto, mientras mis brazos se aferraban a él porque lo quiero, y al sentirlo asi, olerlo, tenerlo delante y conmigo me di cuenta de que sin él no podría vivir ahora que lo conozco y sé bien lo que es tenerlo, lo importante que es mi mejor amigo. Giros acompañados de dudas y risas, no íbamos rápido, ni acabábamos de escapar de ningún sitio, pero parecía que estábamos en una película, la banda sonora sonaba en nuestro corazón al ritmo del viento, la libertad nos envolvía junto al sol, que con su calidez nos hacia sentirnos dueños del momento, sobre todo a mi. Miré hacia un lado y quise quedarme allí, el cielo azul nos llamaba y el mar parecía querer reflejar nuestros sentimientos con ese estar tan tranquilo, casas blancas cubiertas de verde, mucho verde, verde arbol, verde libertad, verde nosotros.
El asfalto paro de correr al llegar a una pequeña explanada gris, temblando tocamos suelo. Corrí hacia un porterillo, ansiando la voz de ella con los dedos cruzados y los labios estirados. Allí estaba, despeinada, loca, una sonrisa en los labios, y un chillido en el aire; Kar.
Brazos entrelazados, tres cabezas juntas... un abrazo lo definía todo ¿Cuanto tiempo llevabamos sin vernos? Demasiado, admiró la moto, como no, entre chillidos y quiso montar, mientra se deslizaban sobre la carretera yo los espere sentada, pensando que jamás encontraré a nadie como ellos, nunca... ni quiero. Son únicos y eso los hace mis amigos, los tres más raros imposibles, tan poco parecidos... y sin embargo necesarios unos en la vida de los otros. Cuando la azul volvio traiéndolos a ellos fue tiempo de ponerse al día, de promesas, de risas... Sentados en un escalón blanco envueltos en sol nos dejo, porque sería imposible seguir describiéndonos juntos, son ellos, somos nosotros.



1 comentario:

  1. y yo como soy mas chulo que nadie te respondo con una entrada en el mio personal jajaja

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